Alimentos prohibidos para perros y gatos
A todos nos ha pasado alguna vez que comimos algo en mal estado o que no nos hizo bien, y eso nos hizo sentir mal, enfermar, etc. Con nuestras queridas mascotas pasa lo mismo, con la diferencia de que las consecuencias en muchos de esos casos pueden ser verdaderamente peligrosas.
Por eso es muy importante saber diferenciar aquello que sí pueden comer los perros y gatos, de lo que no.
Con qué alimentar a nuestras mascotas
Empecemos hablando de lo que sí es bueno para nuestros compañeros de vida.
El alimento balanceado es una de las opciones; se consigue en la mayoría de las veterinarias y tiendas especializadas y las hay de diferentes sabores y adaptadas a distintas características del que vaya a consumirlo, dependiendo de su edad, etapa de su vida, alguna enfermedad que pueda tener, etc.
Además, estos suelen contener vitaminas y minerales agregados para mejorar la nutrición del perro o gato.
Otra de las alternativas, que puede ser independiente al alimento embolsado que se compra, o bien puede combinarse con él, es la comida de humanos como verduras cocidas, algunas carnes magras, etc. Lo importante en cada caso, será consultar con el veterinario que va a saber recomendar lo mejor para cada caso.
Siempre es bueno entonces contar con un plan de salud, como los de Iké, tanto Plan Urgencia como Plan Full, que incluyen este tipo de cuidado por medio de atención veterinaria online y telefónica de forma ilimitada, también atención presencial.
Alimentos tóxicos para perros y gatos
Tanto perros como gatos digieren los alimentos de una manera diferente a como lo hacemos nosotros y es importante que lo consideremos a la hora de tentarnos y compartirle algo de nuestro plato a nuestro querido amigo.
Los gatos, por ejemplo, no pueden procesar las toxinas fácilmente y tardan más en eliminarlas; esto podría hacerlos sentir mal. Los perros por su parte no son capaces de descomponer los lácteos, por lo que darle de este tipo de alimentos muchas veces puede hacer que se descompongan.
Además, es importante saber que nunca hay darles sal o azúcar – ni alimentos con estos condimentos – ya que generan los mismos problemas que en los humanos. Por un lado, la hipertensión y como consecuencia, problemas renales, mientras que el azúcar podría generar un exceso de insulina en la sangre, insuficiencia hepática y más.
Qué evitar darles a los perros
Por empezar, el chocolate y los lácteos de todo tipo. Estos son definitivamente malos para los perros ya que puede generarles desde un “dolor de panza” hasta la aceleración de su ritmo cardíaco, lo que podría provocar su muerte.
También hay que evitar algunos frutos secos y semillas de frutas que al contener tantas grasas y aceites, son peligrosas para los perros. Lo mismo sucede con las uvas, que podrían llegar a causar una falla en el riñón.
El ajo, cebolla, puerro y demás vegetales de esta familia, pueden provocar problemas gastrointestinales y hasta anemia, sobre todo cuando se comen en cantidad.
La cafeína, que de por sí tampoco es buena para los humanos, suele afectar de manera más fuerte a los perros ya que al estimular su sistema nervioso, es capaz de generar trastornos y problemas cardíacos.
Qué evitar darles a los gatos
Las frutas como el limón, mandarina, pomelo, etc. que son cítricas, son capaces de generar diarrea y malestar estomacal en los felinos.
Al igual que en el caso de los perros, los vegetales de la familia de la cebolla y el puerro, pueden ser tóxicos para los gatos. Estos contienen tiosulfato el cual podría destruir los glóbulos rojos en la sangre causando una anemia.
Las infusiones en general tampoco son buenas para los gatos. Por un lado, el café que al estimular su sistema nervioso, puede acelerar y hacerle mal, y por otro el té, una chocolatada, etc. que pueden producirles diarrea o vómitos y hasta úlceras.
La leche – pese a que muchos se sorprendan con esta afirmación – deberá ser deslactosada para que nuestros amigos felinos puedan consumirla de forma segura, ya que desde chicos los gatos desarrollan la intolerancia a este tipo de azúcar.
Con toda esta información, confiamos en que la próxima vez que tu amigo te pida que le compartas algo de tu plato, seguro vas a pensarlo dos veces considerando qué es lo mejor para él.